sábado, 2 de junio de 2007
Justo reconocimiento
Por un lado está el nigeriano Wole Soyinka, que fue el primer africano en recibir el máximo galardón de la academia sueca en 1986. Soyinka se caracteriza por su estilo ácido y complejo a la hora de intentar entender todos los mitos y creencias africanas que utiliza como recursos en sus escritos. Tras su paso por Londres, regresa a Nigeria donde funda una compañía de teatro, donde realizaba piezas humorísticas y satíricas, lo que, unido a su lucha por la paz y la no-violencia, le llevó a ser arrestado en 1967. Tras salir en libertad, su obra se vuelve más combativa y crítica con el poder. Ya en 1994, tiene que huir de Nigeria para irse a vivir a Londres. De sus libros hay que destacar su novela Los intérpretes (1965); sus obras de teatro, y sus obra más filosóficas como La Casta Fuerte (1963) o El Camino (1965).
Por otra parte J.M Coetzee, sudafricano, creció en Ciudad del Cabo hasta que en los 60 también emigra a Londres. Si bien es cierto que tras su paso por EEUU y Australia, adquirió la nacionalidad australiana, la influencia de África en sus primeras obras es evidente. Fue galardonado con el máximo distintivo en el mundo de la literatura en 2002, tras escribir su novela Juventud, donde hace un repaso de sus vivencias en Londres. La literatura de Coetzee se caracteriza por su simbolismo y el reiterado uso de metáforas, además de la contundente denuncia de temas como el hambre, el racismo o el régimen del apartheid en Sudáfrica. Entre sus escritos destacan: Vida y Época de Michael K. (1983), La edad de hierro (1990) o la ya mencionada Juventud (2002).
1 Response to "Justo reconocimiento"
Sin duda alguna dos de los grandes escritores africanos, pero tampoco hay que olvidar a otros literatos, también premios Nobel, de la talla de Naguib Mahfouz y Nadine Gordimer, al igual que Coetzee también sudafricana.
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