viernes, 31 de octubre de 2008

New York (VII)

Tampoco quiero que esta serie se alargue demasiado y estar así mucho tiempo porque hay demasiadas cosas de las que escribir. Una vez que ya he contado de manera consecutiva mis impresiones de Manhattan, pongo fin a esta narración ordenada de la experiencia en New York, lo que no quiere decir que en futuros posts deje de hablar de la City, porque todavía queda por hablar de otros sitios que no son Manhattan y de otras cuestiones no tan ligadas al hecho de "ir a ver este sitio" "o hablar de tal barrio", sino de experiencias más sensitivas, por llamarlas de algún modo. Pero todo eso lo iré intercalando con posts sobre otros temas

jueves, 30 de octubre de 2008

New York (VI)

El sur de Manhattan es un sitio bastante particular. Los barrios que lo componen son el SoHo, Chinatown, Little Italy y toda la zona de Lower Manhattan, si bien es cierto que los dos primeros son los más importantes por extensión. Con el SoHo (South Houston St) me ocurrió algo curioso. En todas las películas, documentales, etc. que he visto y que hablan del SoHo, lo consideraban como un barrio bohemio, de artistas jóvenes y locales alternativos, pero sinceramente mi visión no fue esa. Yo lo vi como un sitio de tiendas importantes y no siempre baratas y de gente bien, sobre todo yuppies. No es el SoHo que mostraba Scorsese en After Hours, con punkies, humo de alcantarillas y escultores excéntricos, o al menos, repito, a mí no me dio esa impresión. Quien quiera ir de tiendas, que no se pierda Yellow Rats Bastards, que aunque no se compre nada, solo por entrar merece la pena.



De Chinatown y de Little Italy hay que hablar a la vez porque no se diferencia muy bien dónde empieza uno y acaba el otro, de hecho Chinatown ha "comido" gran parte de Little Italy, que excepto Mulberry St., no tiene mucho más. Estuve allí para las fiestas de San Genaro, y bueno el ambiente es muy de película, resulta divertido y lo más importante, me pude hacer una foto con Carlo, de El Padrino (el yerno de Don Corleone). En cuanto a Chinatown, estuve dos o tres veces por allí y la verdad que me puse malo. El olor es insoportable, mucho peor que en Londres. Y ese olor a pescado rancio y la suciedad de sus calles, pueden ser una bomba de relojería para los sensibles (bueno y para los que no lo sean). De Chinatown destacar la cantidad de gente que hay por todas partes, la mayoría chinos obviamente, los puestos ambulantes con figuras y accesorios y sus edificios viejos y andrajosos.



En la parte de Lower Manhattan está lo que se conoce como el Distrito Financiero y el World Trade Center. El Financial District se caracteriza por sus grandes edificios, al estilo Midtown. La Reserva Federal, el edificio de la Bolsa, etc. A mí lo que me llamó la atención es el cementerio que había al lado de Trinity Church en mitad del distrito. Por otra parte está el World Trade Center, que sobrecoge. No por lo que haya (solo máquinas trabajando), sino porque sabes que en ese sitio, en ese inmenso agujero, se produjo una verdadera masacre. En algunos lugares de la alambrada que delimita la zona de trabajo de los obreros, se veían fotos de víctimas, acompañadas con ramos de flores y escritos en recuerdo a los fallecidos. Después de ver lo maravilloso que es New York, llegas a esta zona y te imaginas lo que deben sufrir los familiares que vuelven a este lugar a recordar a sus seres queridos, y entonces no te queda otra cosa que preguntarte qué tipo de perturbados mentales y fanáticos pudieron hacer esto. Y te quedas pensando, e inevitablemente te viene a la cabeza el 11-M y lo terribles que fueron aquellos días.

domingo, 26 de octubre de 2008

New York (V)

Es un sitio diferente. De sus calles se desprende otro "rollo", otra forma de vivir y de moverse distinta a la del resto de Manhattan. Aquí no hay rascacielos, ni se suelen ver altos ejecutivos con traje y maletín, no hay restaurantes de lujo ni tampoco gran circulación de taxis. Quizás eso le haga tener un encanto muy particular. Desde las calles con más presencia hispana, como apuntaba en el anterior post, hasta las zonas "más afroamericanas", Harlem es un lugar especial, un barrio hecho a base de casa bajas, de avenidas amplias con nombres de líderes negros (Avenida Martin Luther King, Avenida Malcom X...), de iglesias en cada esquina con misas gospel, de canchas de baloncesto a rebosar de futuros jugadores profesionales, de comunidades de chicos jóvenes sentados en las escalinatas de las viviendas, de hombres mayores negros sentados a la sombra de algún árbol mirando con extrañeza a la gente blanca que por allí pasamos, de personas moviéndose en carritos por las calles, de puestos ambulantes vendiendo ropa o chapas.




Pero sobre todo, Harlem es un barrio hecho de música. Esa música negra de "doo-wops" alegres, de grupos vocales perfectamente sincronizados, de saxofones que transmiten la alegría o la tristeza de un momento, de trompetas que llegan al corazón, de composiciones jazzísticas que te condicionan el estado de ánimo. En Harlem, el gran Fletcher Henderson, removió los cimientos del jazz. A Harlem llegó Louis Armstrong desde New Orleans para cantarnos lo maravilloso que era el mundo. En Harlem triunfó Duke Ellington y dio fama mundial al Cotton Club. Con su saxofón, Johnny Hodges consiguió que la gente conociera otro Harlem distinto a aquel en donde las peleas callejeras y el negocio de la droga era su seña de identidad. En Harlem Lou Reed, en su etapa en la Velvet Underground, encontró su inspiración... musical.




Las películas, los libros e incluso algunas canciones han mostrado el lado oscuro y sórdido de Harlem, pero este "vecindario" de Manhattan es algo más. Es un sitio para andar y disfrutar del ambiente de sus calles y de su gente (muy amable y simpática, la mayoría). Harlem es... un sitio diferente

Seguiré contando...

miércoles, 22 de octubre de 2008

New York (IV)

Las dos últimas semanas estuve viviendo en una residencia del Upper East Side, zona perteneciente al Uptown. La verdad que es un sitio muy agradable para vivir. Tienes todo a mano como en Midtown, pero sin tanto ruido y sin tanto tráfico. Tampoco hay grandes rascacielos y el nivel medio de la gente que vive aquí se puede considerar alto. Además el Upper East cuenta con la ventaja de delimitar al oeste con Central Park, con lo que es ideal para desconectar un poco de todo el jaleo de Manhattan. Por otra parte, es un lugar un tanto particular y con contrastes muy fuertes. A medida que nos dirigimos al norte, vamos dejando atrás los edificios y tiendas con más "glamour", para, cuanto más cerca estamos de Harlem, ver casas de tres plantas, con las tipicas escaleras bajas en las entradas, comunidades de puertorriqueños, canchas de baloncesto callejeras, máquinas de venta de periódicos, licorerías de mal pelaje, cientos de centros para hacerte la manicura y sobre todo iglesias muy particulares, con las cruces hechas de luces de neón.



Mi residencia quedaba en la calle 97 con Lexington Ave., es decir quedaba al final de esa "zona rica". Lo cierto es que estaba muy bien comunicada porque la red de autobuses es amplísima y porque el metro, línea 6, parada 96th ST, te dejaba al lado del Empire State Building. Lo único "malo" del Upper East es que es de los pocos sitios de New York que tiene grandes cuestas. Lo que me llamó la atención es que, a diferencia del resto de barrios de Manhattan que los hay "a porrillo", no vi ni un solo McDonald´s. Eso sí, había una pizzería regentada por mexicanos que hacían todo tipo de pizzas (de macarrones, de berenjenas, etc.), y los camareros eran muy agradables. Aunque eso no solo es característico de esta pizzería, ya que en casi todos los restaurantes, tiendas, etc., se despedían de tí con un "Have a nice/good day".




Al otro lado de Central Park está el Upper West Side. Si el East es la parte de gente más pudiente, aquí el nivel de vida es quizás algo más bajo. De hecho existen grandes disputas entre los dos "sides" por esta cuestión. El Upper West es más cultural que su "rival". Por ejemplo aquí está la milla de los museos, con el de Historia Natural como buque insignia. Pero lo que más me gustó, como mitómano empedernido que soy, es el Edificio Dakota. Para nada me esperaba que fuera así, pero en ese sitio se respira algo especial. Hay que recordar que ahí fue donde Polanski rodó La Semilla del Diablo antes de que una secta matara a su mujer, y que ahí fue donde Mark Chapman mató a John Lennon. Justo enfrente del Dakota, escondido en Central Park, está el Strawberry Fields, el monumento a Lennon. Sitio de obligada visita por lo "original" que es, no solo el monumento, sino el ambiente de hippies, las flores y fotos que lo rodean.



El próximo post Harlem. Seguiré contando...

domingo, 19 de octubre de 2008

New York (III) - Midtown (II)

Sin lugar a dudas, el sitio más espectacular de toda esta zona es Times Square, en la intersección de la Séptima avenida con Broadway. Cuando a uno le hablan de Manhattan, creo que automáticamente se le viene a la mente esta increíble plaza, que con el paso del tiempo, se ha convertido en icono mundial de la modernidad y del urbanismo. Gran parte de su fama se debe especialmente a la gran cantidad de películas que cuentan entre sus escenas con Times Square.


Pero lo que llama la atención de este lugar son sus seductores edificios, teatros y comercios con sus increíbles luces de neón. Caminar por estas calles es verse sumergido en una sinfonía de color, que hace que te quedes "embobado" mirando a un sitio y a otro. Los carteles de teatros como El Rey León o El Jovencito Frankenstein, las luces de Virgin Megastore o Levi´s o la curiosidad que despierta la sede de la franquicia Bubba Gump, empresa que como todo el mundo sabe fue fundada por Forrest Gump.



Resulta muy curioso indagar en la historia de Times Square y ver cómo hace unos diez años por esta zona casi ni se podía andar debido al alto porcentaje de delitos de todo tipo que aquí se cometían. El tráfico de drogas, la profusión de cines pornográficos y la suciedad de sus calles, fueron eliminados durante el periodo en el que Rudolph Giuliani fue alcalde de la ciudad, bajando un 57% el nivel de delincuencia. En la actualidad, al menos esa fue mi percepción, de todo aquel mundo sórdido, no queda nada, y quizás lo único que hay de aquella oscura época es el cowboy desnudo tocando la guitarra. Seguiré contando...

miércoles, 15 de octubre de 2008

New York (II) - Midtown (I)

Antes de nada quiero aclarar que en estos posts me estoy refiriendo a Manhattan, que es el "borough" más importante de New York. Dicho esto, nuestro "centro de operaciones" y punto de partida para ir a cualquier sitio de la ciudad era la confluencia de la 6ª avenida con la calle 34. Esto se debe básicamente a que la escuela donde tenía que hacer el curso estaba en la planta 63 de Empire State Building, situado en la citada dirección. Quizás esta zona (bueno y sin el quizás) es donde más movimiento de personas se concentra, ello, debido en buena parte, a la cantidad de tiendas, edificios y teatros que hay en la zona.


Si trazamos un plano mental de New York, veremos que la parte más turística es aquella que se conoce como Midtown. Aunque abarca un poco más, lo más espectacular de esta división de Manhattan se sitúa entre las calles 34 y 52, y desde Park Avenue hasta la 7ª avenida. Empezando de sur a norte según la numeración de las calles, lo primero que nos llama la atención es el impresionante Empire State Building. Personalmente creo que fui un poco "injusto" con este edificio, y es que como todos los días tenía que ir allí para dar clase, quizás no supe valorar demasiado lo que tenía enfrente y lo que esa construcción significó para New York. En esa misma calle, entre la 6ª avenida y Broadway, se encuentra una zona bastante concurrida y una parada de metro a la que le tengo mucho cariño: Herald Square.


Seguimos subiendo y llegamos al que quizás sea el lugar más espectacular e importante de Manhattan: la calle 42. En cinco avenidas se concentran un buen número de los puntos de interés de la City. Así, en la 42 con Lexington está el Chrysler Building, que por unas semanas fue el edificio más alto de la ciudad hasta que fue construido el Empire State. Justo enfrente del Chrysler está la Grand Central, que para los muy románticos y mitómanos de las películas ambientadas a comienzos de siglo, es una maravilla. En esta misma calle con la quinta está la Biblioteca Pública, que cuando entré hasta me dieron ganas de ponerme a estudiar, y también Bryant Park, uno de mis lugares favoritos.


Para no romper con mi autoimpuesta regla de procurar no escribir más de tres párrafos, la segunda parte de la calle 42 y Midtown, en el próximo post. Seguiré contando...

sábado, 11 de octubre de 2008

New York (I)

Cuando venía en el avión de regreso a Madrid, me decía a mí mismo: "Cuando me pregunten qué tal es todo aquello, qué respondo". Y es que es imposible resumir cómo es Nueva York. Es una ciudad moderna, dinámica, cosmopolita, la capital del mundo, etc. Todos esos tópicos que se sueltan cuando se habla de ella, pero para saber realmente qué es Nueva York, lógicamente, hay que visitarla. En estas tres semanas que he estado por allí he intentado captar y moverme como lo haría un neoyorquino, porque "mimetizándote" con sus gentes, es como verdaderamente se disfruta de una ciudad.




Nada más llegar al JFK, una pequeña sensación de "acongojo" (o mejor, de acojone) se apoderó de mí. No sabría explicar muy bien el motivo de esa sensación, pero así fue. Quizás el calor que hacía, o la inmensidad del aeropuerto, o la mujer policía con cara de pitbull que me hizo dos millones de preguntas antes de dejarme pasar el control, mientras por mi frente corría un sudor nervioso. No sé que fue, pero en la primera impresión, Nueva York me "ganó" la partida. Para rematar esa tarde-noche, conocí en primera persona la locura mental que sufren los taxistas, adelantando en carriles de aceleración, no dando intermitentes y saltándose semáforos en rojo cuando hay mucho tráfico, hasta llegar a una destartalada casa en Queens (por no decir otra cosa), donde me hospedaría solo una semana, aunque a esas alturas, eso lo desconocía.




Esto ocurrió en las primeras horas de aventura americana. No sabía, pero sí intuía, que las tres semanas que tenía por delante iban a ser espectaculares. Ya lo creo que fueron. Una experiencia inolvidable en una ciudad inigualable. Seguiré contando...

miércoles, 8 de octubre de 2008

Paul "Ojos Azules"

Ya estamos de vuelta en Madrid, y como lo prometido es deuda, este primer post va dedicado a Paul Newman. Cuando el otro día conocí por la televisión que había fallecido, me ocurrió algo que nunca me había pasado con la muerte de una persona famosa. Sentí auténtica pena y una enorme tristeza. Y es que no solo murió Paul Newman actor. Murió el Rocky Graziano de Marcado por el Odio, el Brick Pollit de La Gata sobre el Tejado del Zinc, el Chance Wayne de Dulce Pájaro de Juventud, el Butch Cassidy de Dos Hombres y un Destino, el Henry Gondorff de El Golpe, y sobre todo, una de las mejores actuaciones de la historia, sino la mejor, en una de mis películas favoritas: Eddie Felson en El Buscavidas.


Cuando me preguntan quienes son mis actores favoritos, siempre digo Robert de Niro, Al Pacino y Daniel Day Lewis, y a renglón seguido me dicen que me dejo a Paul Newman, pero es que yo doy por descontado que a todo el mundo le gusta Paul Newman. No ya por su belleza, que a muchos hombres nos ha hecho cuestionar nuestros gustos sexuales, sino porque con sus gestos y su expresión era el perfecto galán, el chulo, el gracioso, el aventurero, el perdedor. Hizo todos los papeles y todos bien, todos creíbles. Todas sus actuaciones derrochaban verdad y autenticidad. Es uno de los pocos actores que su sola presencia en una película justifica que se vea, eso a pesar de que las últimas, excepto Camino a la Perdición, no son muy buenas.



Pero no solo por su capacidad creativa hay que valorarle. Es un tipo que estuvo casado con la misma mujer más de 50 años, sin levantar un solo escándalo, ni una sola polémica. Era una persona moderada, que nunca hizo declaraciones incendiarias. Conocido era su gusto por el automovilismo, pero poca gente sabe que Paul Newman representó a EE.UU ante la ONU en la Conferencia de este organismo sobre el Desarme. O los campamentos gratuitos que fundó para niños enfermos graves. También creó la Fundación Scott Newman para ayudar a jóvenes con cáncer, después de que su hijo se suicidara. Y así murió, en su casa, con los suyos, sin llamar demasiado la atención. Al igual que Eddie Felson, Paul Newman ya es un mito. El más grande.