Con el debido respeto

El presidente del gobierno ha introducido cambios en su gabinete. Cambios, a mi modo de ver, y ya me duele decirlo, bastante criticables. Pero hay uno especialmente reprochable. A partir de ahora, la nueva ministra de Cultura será Ángeles González-Sinde, actual presidenta de la Academia de Cine. Más allá de su capacidad como cineasta (es una buena guionista), habrá que ver como se desenvuelve en su nuevo puesto ministerial. Tampoco es un nombramiento que sorprenda en exceso ya que es una de las artistas que se significó en su apoyo a Zapatero la pasada campaña electoral. Pero claro, si leemos algunas de sus declaraciones, sinceramente son para echarse a temblar como usuario de Internet. Yo no soy muy dado a descargarme música o películas por Internet, prefiero comprarlas por eso de los extras y el encanto de tener la caja de forma material, pero defiendo el libre intercambio de archivos por la red. Con estas palabras se retrató la nueva ministra:

"Hay que seguir peleando. Peleando para que las descargas ilegales no nos hagan desaparecer, para que nuestros administradores comprendan que en el negocio de la red no pueden ganar sólo las operadoras de ADSL, mientras quienes proporcionamos los contenidos, perdemos. Peleando para fomentar la venta y alquiler de películas por Internet de manera justa, cómoda y ventajosa para el usuario."

Más allá del lenguaje usado, más propio del líder ultra de un sindicato anarquista, choca mucho ese tono lastimero y quejoso. Sinceramente a mí no me dan nada de pena esta gente, y por ceñirnos a un ámbito, el del cine, he de decir que me dan mucha menos pena. Los directores de cine, productores, distribuidores, etc. se lamentan de las pérdidas que a su juicio tienen por culpa de Internet. Pero no es así, vayamos por partes. Lo que no dicen todos estos es que reciben cada año injustificadas subvenciones millonarias para hacer sus películas, subvenciones que además, este año de crisis han aumentado. Lo que no dicen es que siempre se quejan los mismos, es decir, los peores, los que cada cierto tiempo nos inundan con bodrios pretenciosos o con comedietas de chascarrillo fácil y chufla ofensiva. Y lo que no reconocen es que no es que pierdan pasta por las descargas. Si no tienen ganancias es porque, salvo esas "juvenadas acneicas" que tanto gustan a los adolescentes, la gente, entre ver la última de Eastwood, Allen o Scorsese, o ver el último y pesado ajuste de cuentas con la Guerra Civil, o un intento de comedia española, no tienen duda.

Luego se vuelven a lamentar porque dicen que no pueden competir con el mercado americano por la falta de recursos económicos, a pesar de que en EE.UU. no hay subvenciones estatales. Bueno señores, no pueden competir con el mercado americano en América, pero en España sí que podrían si ofrecieran algo que guste a la gente e interese. A mí me encanta ir al cine y voy siempre que puedo, respeto el trabajo de todos los directores, incluidos los españoles (algunos me gustan mucho) lo que no respeto es su continuo pesar y victimismo catetil; pero claro, no pueden pedir que la gente vaya al cine, pague 7 eurazos del ala por películas muy lamentables que pueden ver en su casa gratis. Y ahora, para rematar la faena y seguir viviendo de subvenciones (algún día dedicaré un post a las subvenciones) como ministra de Cultura nombran a una del gremio y de las quejicas. Pues nada, otro frente se le abre al gobierno, ahora con los internautas enfrente. Se vislumbra jaleo en el horizonte, a ver qué pasa.