Con el debido respeto

En 1913 conoce al militar Cándido Rondón, de origen brasileño, con el que comparte la idea de remontar el delta del Amazonas a través de un territorio desconocido. El objetivo de Roosvelt era recopilar muestras zoológicas para el Museo de Historia Natural y explorar el río Dúvida, cuyo curso bajo era completamente desconocido. La expedición pronto comenzó a encontrar los problemas propios de una zona virgen, con un ambiente sofocante, y una flora y fauna extremadamente salvaje. La humedad era insoportable, los ríos estaban infestados de pirañas y con multitud de rápidos, días enteros de lluvias tropicales, una jungla impenetrable e insectos y serpientes venenosas. Las condiciones eran tan duras y extremas, que uno de los hombres de la comitiva enloqueció por el cansancio y la falta de alimento, y mató a un compañero y despareció en la selva.

Tras haber recorrido miles de kilómetros, Roosvelt y su compañero Rondón, llegaron a la ciudad amazónica de Belem con centenares de muestras zoológicos del Amazonas. Pero su hallazgo más importante fue el descubrimiento de un afluente del Gran Río, cuya existencia ni siquiera se sospechaba. El propio ex presidente americano reconoció que sin la ayuda de su socio brasileño, la empresa hubiera sido imposible. Como reconocimiento a su labor, uno de los estados del país se llama Rondonia. El afluente fue bautizado como el Río Teodoro, que nace en las profundidades de la selva y desemboca en el Amazonas.

Roosevelt murió en 1919, con poco más de 60 años, y según crónicas y obituarios de la época, esta experiencia le dejó marcado tanto física como mentalmente; aunque él llegó a reconocer que su recorrido por la selva fue de lo mejor que le ocurrió en su vida. Para la posteridad quedará su frase tras su aventura amazónica: "Explorar la naturaleza salvaje es tan peligroso como hacer la guerra. Requiere fuerza, valentía, audacia y un enorme tributo de vida y sufrimiento".