Vamos con otro post sobre quejas por generalizaciones, así que partamos de lo siguiente: Políticamente me considero una persona de izquierdas, socialista para más señas. Dejando claro que socialista no es igual a PSOE. Rechazo y repudio cualquier tipo de dictadura y cualquier manifestación de violencia que se ejerza desde el poder contra el pueblo. Odio las imposiciones totalitarias que no permiten la libertad de expresión o que coartan cualquier derecho fundamental de los ciudadanos. Por lo tanto, rechazo y repudio el franquismo, aunque yo no lo viviera, ni ganas. Creo en la justicia y creo que la justicia es la base fundamental de cualquier estado de derecho como en este caso es el nuestro. Me preocupa la justicia y su situación y los casos que debe juzgar que afectan a una mayoría. Me parece de justicia (y perdón por tanta redundancia) que las víctimas de un régimen dictatorial sean resarcidas y que el Estado sufrague todos los gastos derivados de exhumaciones de fosas comunes. Nada de esto me parece revisionismo ni romper nada de una Transición que, 30 años después, deja ver más grietas de las que parecen.
Bien, pues en un país en el que andamos con una crisis económica de la leche, con un 20% de paro, con más de un 13% de déficit, con crecimientos negativos del PIB y que no llegarán ni al 1% a final de año. Con unos bancos a cual más caradura y sinvergüenza, que no dan créditos a los ciudadanos que a través del Estado han pagado sus deudas y que encima sufragan fondos (el famoso FROB) para que justamente den esos créditos que no aparecen por ningún sitio. Porque claro, el dinero del Estado, por más que lo piensen los bancos, no es que no sea de nadie, es que es de todos, de todos los contribuyentes a los que encima nos subirán los impuestos como el IVA o que nos retienen en nómina el 18%, pero claro, los señores banqueros de eso ni se enteran. En un país donde una panda de chorizos auspiciada por el PP trincan todo lo que pueden y más de unos ayuntamientos, en su mayoría, más propios de "Chicago años 20" que de una supuesta democracia. En un país donde una niña no puede ir a un instituto porque lleva un pañuelo islámico, donde los dos grandes partidos son incapaces de llegar a un pacto por la educación y donde la violencia de género es una lacra.
Pues con todo lo que tiene ese país encima, que pongamos que se llama España ¿qué cojones me importa que un juez, con más sombras que luces, sea o no juzgado? ¿Acaso si me importa menos que la reproducción de las almejas salvajes, soy menos progresista, soy menos antifranquista, soy un radical conservador, apoyo a un "tribunal corrupto o franquista"? ¿De verdad la tarea de los sindicatos es ir a apoyar al juez Garzón y no ponerle las astas calientes al gobierno con el problema del paro? ¿Debe una Universidad dejar que un ex fiscal (que lo fue en tiempos de Franco) cargue contra una institución del Estado para defender a un juez? ¿Los partidos políticos hacen bien en enzarzarse en este asunto en lugar de solucionar el problema de nuestra educación, más cercana a la media de Uzbekistán que a la de un país serio? ¿Realmente los políticos representan a los ciudadanos o se representan así mismos y sus intereses? Si yo fuera Gurb (el personaje del libro de Eduardo Mendoza) y aterrizara ahora mismo en España, en el año 2010, no tardaba ni dos días en volverme a mi planeta, por más que intentara convencerme que no lo hiciera Marta Sánchez.