Con el debido respeto

Elige la vida. Elige un empleo. Elige una carrera. Elige una familia. Elige un televisor grande que te cagas. Elige lavadoras, coches, equipos de compact disc y abrelatas eléctricos. Elige la sal, colesterol bajo y seguros dentales. Elige pagar hipotecas a interés fijo. Elige un piso piloto. Elige a tus amigos. Elige ropa deportiva y maletas a juego. Elige pagar a plazos un traje de marca en una amplia gama de putos tejidos. Elige el bricolaje y preguntarte quién coño eres los domingos por la mañana. Elige sentarte en el sofá a ver tele-concursos que embotan la mente y aplastan el espíritu, mientras llenas tu boca de puta comida basura. Elige pudrirte de viejo, cagándote y meándote encima, en un asilo miserable, siendo una carga para los niñatos hechos polvo que has engendrado para reemplazarte. Elige tu futuro. Elige la vida. Pero ¿por qué iba yo a querer hacer algo así?. Yo elegí no elegir la vida, yo elegí otra cosa. ¿Y las razones?, ¡no hay razones!. ¿Quién necesita razones cuando tienes heroína?.



Esta es la filosofía Trainspotting, pero ¿qué es Trainspotting? Esa es una de las preguntas que todo el mundo se hace cuando se dispone a ver esta película. Y no es fácil dar una respuesta porque no es fácil definir Trainspotting. Cuando me lo preguntan a mí, no sé qué decir exactamente. Puede ser un tipo de vida, la relación de un grupo de amigos, un lugar, la afición a la droga... y es que hay que tener en cuenta que uno de los significados, entre otros, del título de la película (y del libro), es: buscar una vena para inyectarse una droga.

Lo que está claro es que la película es una de las mejores que se han realizado en los últimos quince años, y de las diez mejores películas británicas de todos los tiempos, además de convertirse en una película de culto, aunque muchos la criticaban por incitar a los jóvenes a consumir drogas. Es difícil resumir su argumento, más que nada porque no lo tiene demasiado definido. Es una sucesión de historias y situaciones que le ocurren a los personajes. De hecho el director "juega", aún habiendo un protagonista como Mark Renton (Ewan McGregor), a señalar anécdotas de la vida de cada uno de los cinco personajes principales. Si tuviera que señalar una de las escenas más espectaculares de la cinta, me quedaría en la que Renton se mete en el váter y va a parar a una especie de océano.

Mención aparte merece la banda sonora. En el inicio nos encontramos con la canción Lust of Life, de Iggy Pop, que suena de fondo mientras Renton y su amigo Spud huyen tras un robo, y la voz en off del protagonista recita esa parrafada de: Elige una vida. Elige un trabajo, etc. No menos espectacular es el final, cuando (atención spoiler), Renton traiciona a sus amigos llevándose el dinero, y la música que suena es Orbital. Otros temas del filme son Perfect Day de Lou Reed, Sing de Blur, o Choose Life de Underworld.

Para finalizar reseñar dos anécdotas, más que de la película, del libro en que se basa. Irvine Welsh, el autor, también tiene un papel secundario en la película (hace de un tipo punk que vive en un colchón). Por otro lado en los libros que ha ido escribiendo Welsh después de Trainspotting, siempre ha metido algún personaje de Trainspotting en su nueva novela, como si de un cameo se tratara. Que buen libro, y que magnífica película.