Me encantan los perdedores. No sé si es porque me identifico con ellos o porque dan mucho juego en el cine, pero me encanta la figura del perdedor. De hecho, si hiciera una lista de mis diez películas favoritas, al menos en seis o siete, la figura del "loser" aparece en ellas. Y creo que no soy al único que le gusta. Porque no me imagino a nadie, que tras ver "El Apartamento", no sienta ternura, cariño e incluso una empatía personal, con C.C.Buxter (Jack Lemmon), a pesar de ser un ambicioso trabajador, pero cuando se dedica a cuidar a Fran (Shirley McLainne), Buxter se convierte en una persona que los cursis llaman, adorable. Bien es verdad que viendo el final de la película, deja de ser un derrotado.
Otra de las "películas de mi vida" es El Buscavidas. Soy de la opinión de que al menos hay una serie de películas que toda persona debería ver en su vida, y esta es una de esas. El protagonista Eddie Felson (Paul Newman) es otro perdedor, un perdedor nato, y todo por su codicia y arrogancia, por no saber aprovechar las oportunidades, por estar obsesionado con una absurda competencia que le hace hundirse en sus propias miserias. Incluso cuando encuentra el amor, la chica es otra perdedora, otra "paria" social que cree encontrar el consuelo y el amor en una persona que moralmente está peor que ella. Felson era un ganador al billar, el mejor. Esa victoria le hace ser un perdedor en lo que de verdad importa: la vida.
Por no extenderme demasiado, otro grupo de personajes cinematográficos y perdedores por antonomasia, son: Lee Marvin en "La Leyenda de la ciudad sin nombre"; Burt Lancaster en "El Abrazo de la Muerte"; Warren Oates en "Quiero la cabeza de Alfredo García"; Bill Murray en "Lost in Translation"; Paul Giamatti en "Entre Copas". Me dejo muchos más, por lo que quizás este post tenga continuación. De todas formas yo me sigo haciendo la misma pregunta del principio. ¿Por qué nos gustan tanto los perdedores?