martes, 27 de enero de 2009

Gracias Bob

Nuestro "padrino" blogístico y amigo nos da su felicitación en el segundo año de vida del blog. Thank you friend.

domingo, 25 de enero de 2009

Revolutionary Road o El Camino a la Perdición

Aunque el título pueda llamar a engaño no voy a hablar de la película Camino a la Perdición, sino de una película que plantea el camino a la perdición de un matrimonio. Solo tienen una cosa en común las dos cintas: su director, el siempre genial e incisivo Sam Mendes. Y es que Revolutionary Road tiene una virulencia emocional tremenda. Quizá no llegue al nivel de American Beauty, pero al igual que la opera prima de Mendes, este drama matrimonial escarba en las entrañas del estilo de vida americano, pero que es perfectamente extrapolable a cualquier pareja de cualquier lugar del mundo que anhele el no haber cumplido sus sueños. La película es cruda y devastadora, con momentos en los que uno realmente llega a sufrir por esa pareja cuya caída en los abismos de los convencionalismos de la vida monótona y la frustración de sus deseos es imparable. A todo esto contribuye en gran medida la forma de narrar de Mendes, donde, a partir de la mitad de la película, apenas da un momento de respiro y de esperanza a que lo negro se torne blanco.


La visión que Mendes nos ofrece del sueño americano no puede ser más terrible. Frente a esa máscara de urbanizaciones lujosas, casas de dos plantas con inmensos jardines, caras amables y sonrisas entre vecinos, coches de gama alta y de matrimonios perfectos con niños perfectos que tienen una convivencia perfecta; el director nos da una bofetada en todos los morros y nos muestra lo que hay dentro de esos lujosos chalés. Y esa visión conmociona. Las familias no son tan perfectas, los matrimonios no se aman tanto como parece, los vecinos no son tan amables como hacen ver, los coches y las casas de lujo son meras excusas para sentirse bien con algo material, la hipocresía de las relaciones sociales se nota en cada gesto y actitud si se mira más allá de lo aparente. Y sobre todo algo tan realista y fiel como la vida misma: la endeblez de construir ilusiones y esperanzas sobre mentiras, en este caso el amor de la pareja y la felicidad del hogar.



Y todo esto hace de Revolutionary Road una buena película, pero lo que lo convierte en una excelente película son sus actuaciones. Y antes de nada un aviso: quien espere la segunda parte de Titanic, que se olvide, porque aquí Di Caprio está muy bien. Pero que muy bien. No me importa reconocer que este actor me gusta. Con el paso del tiempo ha adquirido una madurez actuando bastante notable, algo a lo que sin duda ha contribuido que haya aparecido en películas de grandes directores como Scorsese, Spielberg o ahora Sam Mendes. Y aunque esa cara de niño la sigue teniendo, sus personajes rezuman saber estar y profundidad en los matices. Y lo de Kate Winslet... De verdad que no se cómo calificar su actuación, no encuentro adjetivos. Decir que es impresionante es quedarse muy corto. Su actuación es memorable porque imprime carácter, hondura y desgarro a esa mujer fracasada. Fracasada por no cumplir sus sueños (los sueños como uno de los leit motiv) Fracasada por estar con alguien a quien no quiere. Fracasada por vivir en un sitio que no le gusta. Y sobre todo fracasada por no poder huir de ese fracaso de vida. Sinceramente no entiendo por qué no está nominada al Oscar a mejor actriz por esta película.



Pero no solo los personajes principales están de chapeau. Hay un personaje que no aparece más de diez minutos, pero que es fundamental en la película. Se trata del hijo demente de la familia que vendió la casa al matrimonio protagonista, los Wheeler. El actor es Michael Shannon, nominado a mejor actor de reparto por esta cinta, y que antes apareció en películas como Antes de que el diablo sepa que has muerto. Es un personaje que en su locura, es brutalmente honesto, que dice lo que piensa, y casi siempre acierta, porque tiene la habilidad de ver más allá de todo lo aparente y de esa supuesta felicidad. Para no perderse en los últimos minutos de película el duelo interpretativo entre Di Caprio y Shannon, en una discusión que pone todos los músculos en tensión y que será decisiva para el devenir de la película. Una película que no está nominada a los Oscar de manera incomprensible. Muchas veces las decisiones de la Academia de cine americana son incomprensibles. Aunque quizás la explicación sea fácil: al igual que el personaje interpretado por Michael Shannon, con esta cinta Mendes ha sido brutalmente honesto.

domingo, 18 de enero de 2009

Maristas 66

Para E.A, por descubrirme a R.D.
Se sentó en un banco para esperar al tren. Dirigió la mirada a la gente que allí había. Eran las mismas personas que todos los días montaban a esa hora en el tren camino del trabajo. Le gustaba esa impresión de ver siempre a las mismas caras conocidas. En ese instante alguien se puso a su lado. El tipo en cuestión era bastante alto, de unos cincuenta años, con un aire seco y sereno. De reojo se quedó mirando la cara de ese hombre. A ese señor no lo había visto nunca en la estación, pero esa cara no le era del todo desconocida, la había visto antes en algún sitio, pero no sabía dónde. El tren hizo su entrada en la estación. Entró deprisa en el vagón para coger un sitio, ya que estar todo el trayecto de pie era muy incómodo. Se sentó, y se disponía a leer la prensa, cuando se percató de que una persona se sentó en el asiento de enfrente. Levantó la vista por encima del periódico, y ahí estaba el tipo desconocido, ojeando unos folletos de información sobre horarios y trayectos del tren. El otro señor se dio cuenta de que estaba siendo observado, apartó la vista de lo que estaba leyendo, y la alzó hacia su compañero de viaje. Se cruzaron la mirada durante unos segundos.


Como si de un flash se tratara, supo quién era, ya sabía dónde había visto esa cara.
Era él, sin ninguna duda, tenía la misma expresión a pesar del tiempo, aunque hubieran pasado cuarenta años, esos ojos negros no los podía olvidar. Estaba sentado junto a la persona que peor se lo hizo pasar en el colegio, y cuyos traumas y abusos causados todavía seguían en su mente a pesar del paso del tiempo. Estudiaba en los Maristas de Salamanca, en un internado. Odiaba estar interno, sobre todo por una circunstancia, la presencia de Eugenio Suárez, el mayor abusón del colegio, que además al ser monitor de pasillo, contaba con el beneplácito del director y de los profesores. No sabía por qué, pero este matón se ensañaba con él. Le trataba como a un criado, le mandaba limpiar los váteres de todos sus amigos, igual de abusones que él, le robaba los libros y los apuntes, algunas noches se levantaba y le daba golpes fuertes con una pastilla de jabón atada a una toalla. Durante el resto del trayecto no pudo dejar de recordar esos malos momentos, creándole un desasosiego terrible. Le parecía increíble que, después de tanto tiempo tuviera delante a la persona que más marcó su vida para mal. Le tenía que decir quién era, seguro que él tampoco se había olvidado. Y aunque dudó en hacerlo, al final se armó de valor:

-Ramón Martínez, Maristas de Salamanca, promoción del 66.

-Luis Jiménez, Salesianos de Madrid, promoción del 69, encantado.

miércoles, 14 de enero de 2009

El Lobo de Sergio Dalma

Este es uno de los parecidos más parecidos de todos los parecidos que son parecidos. En los años 70, un cantante llamado Lobo grabó esto titulado I´d love you want to me:



En 1991, el cantante melódico y de corte italiano, pero español, Sergio Dalma, se presenta a Eurovisión con este tema archiconocido:



La verdad que el "homenaje" de Dalma es bastante evidente.

domingo, 11 de enero de 2009

Madrid-Tombuctu

El pasado viernes tenía que haber ido a mi pueblo por una cuestión familiar muy importante. Pero hete aquí, que no pude llegar, ni siquiera pude salir de Madrid, teniendo que retrasar mi partida un día. Mi intención era dirigirme al sur y tomar la A-4 (carretera con competencia del estado) para llegar a Andalucía. Quería salir más o menos temprano para llegar lo antes posible. Entre unas cosas y otras ya eran las nueve de la mañana cuando decido mirar por la ventana y veo que nieva de manera copiosa. "A las carreteras del sur esto no afectará, y los equipos de emergencia ya estarán puestos manos a la obra", pensé yo, incauto de mí. Pongo la tele y la radio para ver qué dicen sobre el estado de las carreteras y me llevo una sorpresa. ¡Más de 400 kilómetros de atascos en la capital, la A-1, A-2, A-3, A-4 y A-6 con varios tramos cortados, la M-40 intransitable, la gente hasta las narices dentro de sus coches, ni una mísera quitanieves, ni una máquina esparciendo sal, ni un guardia civil que ponga algo de calma entre tanto caos, el aeropuerto de Barajas, el más importante de España y que enlanza la mayoría de vuelos, cerrado varias horas!. Todo eso por una nevada en Madrid.  Todas las comunicaciones en España empantanadas porque nieva en la capital.

Está claro que la Agencia Española de Meteorología (AEMET) tiene su parte de culpa por no haber podido predecir una nevada de esas características, que por otra parte es su trabajo, pero lo de las administraciones es bochornoso. Tenemos una ministra de Fomento incapaz de hacer nada salvo demostrar su chulería y malas artes, que en cinco años en su cargo acumula fracaso tras fracaso (cercanías de Barcelona, huelga de transportistas, huelgas de pilotos, lo del pasado viernes, etc). Tenemos una presidenta de la Comunidad de Madrid más preocupada de pegarle la patada al asiento del presidente de su partido y de hacerse con el control de Caja Madrid, que del bienestar de los ciudadanos a los que representa. Y tenemos un alcalde de una ciudad que está tumbado a la bartola, pensando en los JJ.OO. de 2016 y de hacer faraónicas carreteras, que cuando caen cuatro copos, son intransitables.

Y todo esto provoca que, por su falta de previsión, millones de ciudadanos, no solo de Madrid, nos viéramos perjudicados y no pudiéramos viajar (en mi caso por un motivo urgente). Me importa una higa que se echen las culpas los unos a los otros. Todos, sin excepción, son culpables, y lo son por no tener un plan de emergencias para estos casos. España no es Mali, aquí nieva y hay riesgo de que estas cosas ocurran. España no es Mozambique, y sus dirigentes deberían ser previsores. España no es Botsuana, y sus gobernantes deberían ser más diligentes y no poner en marcha el plan de emergencia a las 13.30 de la mañana, cinco horas después de que empezara todo, con miles de personas atrapadas en sus coches. España no es Gabón, y debería haber máquinas quitanieves no solo en la sierra, sino en todas las carreteras nacionales, autonómicas, locales o simples caminos para el arado. España no es un país tercermundista, pero muchas veces uno piensa que en cuestión de infraestructuras y de comunicaciones, vivimos en el absoluto subdesarrollo.

miércoles, 7 de enero de 2009

Reflexiones inspiradoras


Aznar sobre la victoria de Obama: "Es un exotismo histórico y un previsible desastre económico". Declaraciones del ex presidente español, conferenciador internacional, políglota, poli-deportivo, poli-lla, poli-tono... No lleva razón el gran líder de la derecha española y adalid popular contra las huestes sociatas. El exotismo histórico fue que en este país tuviéramos durante ocho años a un jumento como jefe de gobierno.